jueves, 31 de octubre de 2013

ACTITUD POSITIVA ANTE LA VIDA, COMO JESÚS.

ARTICULO:

Por qué una buena actitud es buena para tu salud

Una mirada positiva ante la vida reduce los niveles de hormonas de estrés y los marcadores inflamatorios que contribuyen a problemas del corazón.
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El buen humor, aunque suene trillado, es una manera de evitar enfermedades. Y no es la actitud positiva per se la que hace que seas más sano, sino que la actitud positiva es inspiración, y la inspiración te lleva a alimentarte bien, a hacer ejercicio, a llevar una vida con más movimiento. Por otro lado es sabido, también, que las personas con una buena disposición reciben una mejor respuesta por parte de otras personas, y por lo tanto se les facilita más resolver problemas.
Y si el ejercicio promueve el buen humor, la retroalimentación que se da entre estos dos (el ejercicio te lleva al buen humor y el buen humor a hacer ejercicio) es a todas luces benéfico.
Para avalar esto, un nuevo estudio llevado a cabo en el Hospital de Dinamarca analizó información de 600 pacientes con cardiopatía isquémica. En 2005, los pacientes respondieron preguntas para evaluar su estado de ánimo, y con cuánta frecuencia se ejercitaban.
De los ochenta pacientes que murieron durante el estudio, treinta pacientes (10 por ciento) fueron evaluados como personas con actitud positiva, mientras que 50 (16.5 por ciento) tenían una actitud más negativa.
Pero además del ejercicio existen múltiples razones por las cuales la actitud positiva puede ser buena para la salud. Puede reducir el nivel de hormonas de estrés y marcadores inflamatorios. Y la gente positiva tiende a adoptar comportamientos más saludables así como comer mejor, dormir mejor y cuidarse. En resumidas cuentas, la actitud positiva ante la vida hace que te quieras más a ti mismo y te cuides. Lo demás es otra historia.

CONFRONTACIÓN:

Filipenses 2:3-8

Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Romanos 12:1-2

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Deberes cristianos

12  Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

La actitud se define como un sentimiento interno expresado en la conducta; a la actitud se le ve sin decir una sola palabra. Con frecuencia se expresa en nuestro lenguaje corporal y se nota en la expresión de nuestro rostro. ¡La actitud puede ser contagiosa! Puede simularse o fingirse, pero esto no dura mucho.
En cierta ocasión un niño de 4 años fue castigado por su mamá quien le ordenó sentarse en una silla y permanecer ahí por un tiempo. El niño se fue a la silla, se sentó y dijo: “estoy sentado por fuera, pero estoy de pie por dentro”. Esto es actitud. Una actitud negativa es como una terrible enfermedad. Una actitud positiva o correcta conduce al crecimiento.
Nuestro ejemplo de actitud es Jesús (Fil. 2:3 – 8). Nuestro comportamiento depende de nuestra actitud; es necesario cambiar nuestra actitud para cambiar nuestro comportamiento. La Biblia es nuestro manual sobre la correcta actitud de vida. Pablo escribió a los filipenses sobre un indicador de actitud: “Haya, pues, en vosotros esta misma actitud que hubo también en Cristo Jesús”. Cristo es nuestro ejemplo. En los versículos anteriores vemos las actitudes que Él poseía:
a) Humilde
 (verso 3 y 4)
b) Corazón de siervo (verso 6 y 7)
c) Obediente (verso 8)
Nosotros podemos y debemos tener la misma actitud en nuestras vidas. ¿Cómo podemos tener una actitud correcta?:• Una mente renovada o una actitud cambiada nos lleva a cumplir la voluntad de Dios (Rom. 12:1 y 2)
• “La actitud determina el comportamiento”
Preguntémonos: ¿Cómo es nuestra actitud? ¿Qué determina nuestra actitud? ¿Nuestras actitudes agradan a Dios o le desagradan?.

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